miércoles, 28 de enero de 2015

Barcelona--Italia-Gerona_2002

Erase una vez un viaje a la Barcelona de Gaudí, por la Toscana italiana, que se llenó de ceniza en las faldas del Vesubio y que acabó casi bajo el agua en Venecia.

Está feo que yo lo digo, pero es uno de mis mejores viajes, mejor organizados y que mejor salió. 

La ruta total, sin pequeños trayectos diarios y tal…, pues eran 5.000.- kms de nada (Madrid-Barcelona-Florencia-Siena-Florencia-Roma-Napoles-Roma-Venecia-Blanes-Madrid)
Como todo largo viaje, y a pesar de que las niñas ya estaban más… “crecidas”, no era plan dejar sin dividir en dos la primera etapa de 1.700.- kms (Madrid-Florencia) y más si merece la pena. 

1ª etapa: Barcelona.

Barrio Gótico
Aquel verano, aprovechando que era el año del 150 aniversario de Gaudí, me organicé visitas a Casas Gaudí.  Algunas están en manos privadas y sólo se verán en estas ocasiones. Compré un paquete de entradas desde Madrid, con lo que nos ahorramos, sobre todo, tiempo de espera a la entrada y, sobre todo, seguridad de que las veríamos, eliminando el riesgo de los cupos de visitantes por día.

Patio de la Casa Batlló
Casa Vicens, la casa de la cerámica (al lado del también famoso Palau de la Música)
El Park Güell, y su arquitectura al servicio de un jardín. 
Casa Batlló, la huesera azul. 
Casa Milá, la pedrera de las chimeneas.

la Sagrada Familia, muy avanzada y con un museo ya (por aquel entonces) más que digno de ser visitados.

Años más tarde, haciendo el Camino de Santiago, completamos algo las visitas Gaudí con la Casa Botines de León y el palacio Episcopal de Astorga.
  
Para tal acumulación de visitas, llevaba los horarios de apertura estudiados, a fin de no dejar ninguna por fuera de hora, optimizando al máximo el número de visitas, que no sea agobiante ni cansino.  Un día y medio… nos fue suficiente. 

Las chimeneas
¿Os parece demasiado planificado y masificado? Os indicaré que la variedad ornamental y decorativa de las casas evita la posible “saturación” Gaudí, por lo que si lo haces bien no cansa, y sí compensa y evita lo realmente fatigoso: hacer filas de espera en las entradas...Eso es lo aburrido, lo cansado y lo que desanima al más forofo. 

Tal fue que nos dio para repetir el Park Güell los dos días, como fin de fiesta y paseo relajante. Además, al tener reservas previas entrabamos al tirón, directos adentro y sin acumular retrasos, dejando todo el tiempo para recrearte con los detalles de los edificios.

No desaprovechamos para visitar el recién recompuesto puerto, el Maremagnun, que hace el paseo de la tarde muy refrescante a la orilla del mar.

2ª Etapa: Pisa-Florencia-Siena.

Reanudamos la marcha, dirección a Pisa. Pretendo llegar a Florencia en una tirada, pero una tormenta comienza a generar retrasos, obligándonos a hacer noche a la salida de Génova. No lo tenía preparado y así salió. Un mal camping que cobraba, incluso, por ducharse. Para colmo, mucho barro en las parcelas y mucho ruido por otra tormenta que teníamos por delante y por la autostrada que casi teníamos encima!!!  :(

La otra parte de la culpa del retraso en el viaje la tuvo la costa azul francesa.  
Al pasar por Cannes decidimos, fuera de planificación, salir de la autovía y, aunque sólo en una parada técnica, visualizar pie a tierra la bahía desde un mirador que hay saliendo hacia Mónaco. No olvidamos que estamos de vacaciones, que llevamos dos menores que requieren mantener el interés, etc… 
A la salida de Cannes nos sorprendió la primera tormenta y, al visualizar la segunda (sobre lo que calculé Pisa-Florencia) optamos por el plan alternativo para antes de que volviera a llover.

La Torre ya reabierta al público.
El tercer día nos sigue amaneciendo tormentoso, lo que pone en riesgo la primera visita italiana: Pisa. Recogemos tiendas y nos ponemos en marcha a la aventura.  Si nos llueve en Pisa, seguiremos camino hasta Florencia y ya volveremos atrás…, pero hay suerte. Nos pilla el chaparrón en el camino, a la vista de las canteras de Carrara, y al llegar a Pisa deja de llover, aunque nos llevamos los chubasqueros… por si las moscas, digo!!!

El coche en parking de pago, para que le echen un vistazo de vez en cuando, que un coche extranjero con tortuga en el techo (por mucha llave que lleve)...es tentador, no?

La visita es la típica al recinto de la basílica, torre y baptisterio. Ya estaba reparada la torre, con sus tirantes metálicos, para ser vista sin nada que la tapara.  Que sepas que se paga extra por subir a ella. Nosotros no subimos y, probablemente, nos perdimos una visión diferente del conjunto y de la ciudad, pero a ninguno pareció afectarle, en ese momento, y las niñas han vuelto por allí y tampoco lo hicieron (no lo echaron de menos)

Las típicas fotos en el exterior y visitas al interior, y llega la hora de comer y ¿cómo no comemos pizza en Pisa? No sé si equivocamos el día, o el cocinero tenía un mal día, pero no fue una de las  mejores que por allí comimos. Además, los falsos amigos de algunas palabras, provocaron algunas peticiones no deseadas por parte de los elementos más atrevidos del equipo, las hacen muy aceitosas… para nuestro gusto. :(

Mercurio, David (copia) y Palacio Vecchio
Por la tarde llegamos a Florencia. La aprovechamos para hacer un pequeño receso turístico, montando tranquilamente las tiendas (preparándolas con un doble techo para la lluvia que todavía amenazaba) aprovisionándonos de viandas, disfrutar de las vistas privilegiadas desde el mirador del camping (estaba en la colina de Fiesole) sobre Florencia y el valle del río Arno.

La mañana siguiente empezó temprano, que había mucho y bueno por ver y no era plan de perder el tiempo en cosas banales.  Bajamos en coche, buscando la plaza de la Signoria. No quería entrar de frente, para no ver de manera directa el palacio Vecchio.  Con los planos en la mano, hice un pequeño rodeo a fin de entrar por el lateral del palacio, con la orden de no dejar de mirar a … Channel, que tiene tienda allí, al otro lado de la plaza.  Una vez en la mitad de la plaza, nos giramos y podemos ver, con la mejor perspectiva: el palacio, y su torre, la reproducción del David que hay fuera, Neptuno, Hércules y la Loggia dei Lanci y su Mercurio (creo que logré la mayor de las impresiones posibles) Si lo hubiéramos visto desde más lejos, acercarse poco a poco, la impresión es menos plena que así, pudiendo ver todos los elementos a la vez (es una idea)

Las fotos de rigor, por la plaza, ante las estatuas, dentro del palacio (la estatua original de David está dentro) la loggia… y continuamos por la piazzale degli Uffizi hacia el puente Vecchio y el rio Arno. La visita al museo… para otro día. Esta tarde toca ir al otro lado del río y rendir visita al Palazzo Pitti.

Nos hacemos las fotos en el puente, y nos alejamos para hacerle la foto al puente, mientras nos llega la hora de comer que aprovechamos para terminar de llegar al palacio Pitti. Será la visita de la tarde. Algo de sus jardines, patios y salas de pintura.  En cada sala selecciono uno o dos cuadros (no más) que está muy masificado, sus salas saturadas con todas las paredes repletas de cuadros, del suelo al techo, hay varias alturas….es agotador no sólo su contemplación si no, también, la selección de los cuadros que merece la pena ver en cada sala.

No da para más la tarde, que tampoco hay que agotarse el primer día en Florencia y el segundo por la Italia medieval.

La plaza del Campo en día de mercado.
El día siguiente toca desplazamiento a Siena. Un fantástico día para conocer la toscana italiana, con sus villas esparcidas por los montes, con sus cipreses (triunfo de la vida sobre la muerte) sus lomas suaves y verdes al final del verano,…. La autovía entre Florencia y Siena es gratuita, como la de Pisa a Florencia y como la mayoría de las españolas.


Siena nos espera con su conjunto amurallada, un relajante paseo por las calles de los palios (barrios) más emblemáticos, su indiscutible Piazza del Campo (hipódromo a pelo) su catedral y la Basílica Cateriniana San Domenico, donde están los restos de Santa Catalina, patrona de Europa.

Poco que añadir aquí, pues hay mil y una guías sobre la ciudad y sus rincones.
Destacable:

    - el desnivel que tiene la plaza del Campo. Que no se percibe bien hasta que estás allí y se ve vacía; las ganas de hacer fotos desde la mayor cantidad de ángulos posibles (no sabes si volverás) la impresionante torre del ayuntamiento, desde abajo se ve aún mayor y más majestuosa (sin duda) y la fuente Gaia.
buen provecho!!!
   - la suerte que tuvimos al acercarnos a la catedral (duomo) Eran las 12 … y nos sorprendieron con un redoble de campanas de primera (no sabemos el motivo) Además de lo bonita que es, en sí, la catedral.
   - en la vía Fontebranda, camino de la basílica, nos encontramos con una pizzería especial. Además de aderezar la pizza con abundante aceite, como allí sigue siendo costumbre, era de un diámetro espectacular. Más de medio metro de pizza… y muy buena (mejor que en Pisa, sin duda) Con una porción se comía, y nos hizo el apaño.

De vuelta a Florencia, y aprovechando que se había hecho la siesta en el trayecto de autovía, forzamos a visitar la galería degli Uffizi. Tuvimos suerte, que no estaba tan buscada, pues a primera hora de la tarde apenas había gente para entrar (las grandes visitas organizadas son por la mañana) ni gente en las salas.
Al igual que en el Pitti, guía en mano recorrimos sólo las salas que quería ver, deteniéndonos en aquellos cuadros que nos interesaban. Menos atiborradas que el Pitti, las salas de los Uffizi tienen cuadros, por lo general, más grandes y eso desmasifica las mismas.

Era la época de estudiar el renacimiento en el colegio, había predilección por Botticelli, Miguel Angel,…, y nos limitamos a eso, que no fue poco. Los dos cuadros de la Venus (nacimiento y primavera) fueron los que más atrajeron la atención y se comentaron ampliamente.

El tercer día tocaba catedral, baptisterio y su torre.   Luego de comer, paseo por la parte antigua de la ciudad a ver La Basílica del Santo Spirito, Basílica de San Lorenzo de Florencia, etc…, que encontraréis en la wikipedia de turno. No por ellos es despreciable, pero con calma y buen andar.



3ª etapa: Roma-Nápoles.



Yo había reservado apartamento cerca de Roma, en Marco Simone frente al campo de golf (un buen sitio para reponer fuerzas y descansar de las marchas urbanas) pero lo mantuve en secreto al máximo, para hacer de esa parte del viaje una sorpresa, que se fue desvelando durante el desplazamiento en coche... a fuerza de ver carteles que disminuían en su kilometraje.

Sant Angelo
No quise usarla autostrada de Florencia a Roma, para no dar pistas demasiado pronto y para completar la inmersión en la toscana, que atravesamos de norte a sur con tranquilidad, al punto de sumergirnos tanto que... nos perdimos. Nos saltamos alguna indicación, en algún cruce... y acabamos en medio de una campiña llena de vides. Tuvimos que entrar en la villa con bodega... a preguntar!!!  Menos mal que la recepcionista hablaba bien castellano (le hizo cierta gracia la situación) y nos recolocó en el mapa. Si no... aún estamos dando vueltas por allí.

Aquello, para los que no hayáis estado por ahí, es semejante a los cerros de Úbeda: todos iguales y no se ve nada más que ... el cerro de enfrente!!!  Eso sí, todo en verde vid, que estaban a punto de recolectar, no en verde olivo.  Fue buena época para perderse por allí, casi que mereció la pena.

LLegados a Roma por el norte, tomando la Grande Raccordo Anulare (la M40) para no tener que atravesar el centro, que se estaba haciendo cansino ya el viaje.  Eso sí, tras una ducha reparadora, cena reconstituyente... a patear Roma de noche.

Capilla Sixtina
Nos limitamos a ver la ciudad en coche, pero sin tráfico, que no había nadie aquel domingo noche, y con los monumentos iluminados... casi sólo para nosotros.
Qué diferente la vida nocturna de españa a la de italia. Aquí se vive más en la calle y en sitios públicos, y más en verano. Allí las fiestas son en lugares privados y reservados.

Al día siguiente, comenzamos el pateo de sus calles y edificios con la masa de la gente, pero esa noche era para nosotros y en paz.

Cuando salimos por la mañana no podíamos creer lo  que había ocurrido en la ciudad. Los accesos son escasos para el enorme tráfico que se acumula por la vía tiburtina. En una carretera de un sólo carril (por aquel entonces, al menos) se circulaba de tres en paralelo. Uno por el arcén, otro en mitad del carril, y el tercero con lo poco que quedaba del carril y gran parte del carril contrario. Además, las motos adelantaban más por la izquierda, con lo que los vehículos que circulaban en dirección contraria tenían que irse a su arcén. No había sitio para más. Eso sí, parecía civilizado hasta llegar a un Stop, un semáforo o un ceda el paso, que no respetaba nadie.!!!   Hasta llegar a la Grande Raccordo... el atasco es mayúsculo. Lo intentamos por dos vías: Vía Tiburtina y Vía Nomentana, del todo inútil!!!

Para visitar Roma, sin matarnos a andar, dividimos el plano en 4 cuadras. El coche nos llevaba hasta un punto intermedio, o hasta la primera estación de metro, y desde allí trotábamos las aceras.

El metro es más bien malo. Sólo tiene dos líneas, en forma de cruz romana, supuestamente por las enormes dificultades que hay para perforar el subsuelo de la ciudad, dado que aparecen de continuo restos arqueológicos que paralizan las obras. En el mismo metro, por pasillos y estaciones, hay vitrinas con restos encontrados en las obras  de túneles, manteniendo las mismas localizaciones originales.  Nos recordó mucho la visita que  hicimos a Mérida, con la misma problemática de "exceso" de restos, con lo que conlleva de falta de nuevas edificaciones o reformas en las existentes.

Los autobuses dicen que son gratis... si le echas morro. Nosotros no llegamos a coger ninguno, por  la buena estrategia de transporte público-privada... creo que no fueron necesarios.

Además de la problemática arqueológica, en las ciudades italianas, sin excepción, la falta de atención a sus edificios era palpable, reconfirmando sensaciones de la anterior visita a tierras italianas. Con razón son tan valorados por los visitantes extranjeros nuestros pueblos blancos, que cada año son encalados dando sentido de cuidado y limpio.

Circulando o andando por Roma hay que llevar siempre un buen plano, o guía, para poder "narrar y reconocer" las ruinas que vas encontrando por doquier.   No hace falta entrar a muchos sitios, pues lo ves de pasada...con total normalidad!!! Nosotros usamos, y sobre ella llevé planificadas las rutas, un plano guía publicado por un periódico; pero hay muchos y muy buenos. La única condición: que lleve plano de toda la cáscara central de la ciudad.

Desde Roma, preparamos una escapada a Nápoles (Pompeya más concretamente) de un día. La insertamos en medio de la semana, para dar un poco de cambio al machaque de tanto caminar en la misma ciudad (y así descongestionarnos de los atascos matutinos)


La visita a Pompeya fue muy especial, pues fue como recorrer la Lutecia de Asterix. Con sus pasos de cebra elevados, los lupanares, los tenderetes, panificios...Todo completísimo, por lo rápido de su entierro y por lo tardío de su desenterramiento. Fue nuestro rey Carlos III, el mejor alcalde de madrid, el que sufragó las obras de limpieza y el que sacó al mundo lo que allí ocurrió.

calle empedrada, Vesubio, paso de cebra...
Además de los templos y viviendas civiles, tiene un par de fantásticos teatros, anfiteatro, termas, avenidas mortuorias,..., que no pueden dejar de visitarse.  Si os hace calor... pues llevar sombrilla y agua, pero hay que aguantarse; merece la pena.  Una pequeña y completa ciudad romana, tal y como quedó en el año 79 d.c.. Si pones un poco de perspectiva, te haces una idea de lo mucho que se retrocedió en la edad media, pues ves soluciones arquitectónicas que se tardó mucho en rescatar y superar. Gracias a los árabes, desde la península ibérica, se recuperó un poco antes.


De vuelta a Roma, destacamos las visita efectuadas a:
- la Iglesia de San Pedro in Vincoli, en reformas, con un Moises indiscutible. Visto con poca gente, a punto de cerrar.
- Capilla Sixtina, recién reabierta tras su restauración.
- Coliseum, sin guía, sin esperas y el anexo  foro romano
- Trastevere: un paseo a pie de lujo en un día de lujo y una iglesia de Santa María espectacular.
Santa Mª in Trastevere
- Panteón y un café contemplándolo.
- Plaza de España, do Popolo, de Trevi, Navona,..., Sant' Angelo
- San Giovanni in Laterano, Scala Santa.
- Santa Maria, la  Maggiore y la  della vittoria.
- Villa Adriana, fiel complemento a la visita a Pompeya, que junto al foro son los conjuntos de la antigua roma más completos.
Tuvimos la fortuna de esperar poco para poder hacer las visitas. La capilla fue la excepción, que aprovechamos para visitar la parte de los museos vaticanos que más interesaba: Laocoonte y sus hijos, Apolo de Belvedere, sala de Rafael, escuela de Atenas,..., tapices, mapas...!!!

El truco, creo, estaba en evitar la llegada masiva de autocares de primera hora; la hora más difícil, que nosotros aprovechábamos para meternos por lugares menos céntricos. Las tardes, las dedicábamos a lo más popular, donde nos iba todo sobre ruedas.

Del Vaticano... resaltar las puerta de bronce de Bernini, y lo descorazonador que me resultó ver tanta ostentación en los sepulcros,..., a costa de la pobreza de las gentes en la época de su construcción.

En fin, que estuvimos 6 días y se quedaron cosas en el tintero, pero satisfechos de lo bueno y bonito que disfrutamos por allí. Para volver otras cuantas veces más.  Quizás las termas de Carracala, edificios o iglesias quedaron sin ver, pero no había tiempo.

En gran medida podría ser recomendable usar la bici para moverse por allí. Una buena cadena, por si acaso, y evitas un transporte público muy peor al madrileño y una circulación muy saturada.

4ª etapa: Venecia

San Giorgio Maggiore al atardecer.
Lo bueno dura poco, y hay que segur camino con destino a Venecia. La travesía de media italia fue desagradable, por el mal tiempo que nos hizo parte del viaje (la travesía de los apeninos) Menos mal las autostradas nos llevaron rapidito. LLegamos a media tarde al camping de Mestre, Fusina, con vistas a la ciudad … a la entrada de la laguna, justo por donde pasan los enormes barcos  que se dirigían al complejo industrial ; era todo un espectáculo verlos pasar, tan cerca de la orilla y con ese tamaño.




Teníamos ganas de pasear por la ciudad y, localizados los horarios del barco, nos dirigimos a ella para un primer contacto, y nocturno, con el conjunto monumental de Venecia.

El primer contacto fue con el canal della Giudecca, con el puente de la Academia hacia el Gran Canal, la Plaza de S. Marcos,...!!! Volvimos en el último barco, ya de noche cerrada, dejando las luces atrás!!!

Al día siguente había prisa por empezar a recorrer, a la luz del sol, y cogiendo el primer transporte...., nos adentramos en sus calles, puentes, canales,..., esos que habíamos empezado a disfrutar la noche anterior, y más cosas!!!

¿vamos de carnaval?
San Marcos por fuera, y de noche, es bonito; pero por dentro, y de día, es impresionante. Hacer ruta sorteando canales, puentes, y con el agua por todas partes, es muy relajante. Sus palacios con escaleras de dos o tres escalones para acceso al agua y sus amarres particulares; escaleras y torres circulares,..., puente de Rialto y de Suspiros,.., no te dejan indiferente y son una primera excusa para andar por Venecia. 
Es lo que hay que hacer, buscando sus rincones, que los hay, de tranquilidad, paz y soledad; fuera de las calles y las plazas más tumultuosas, que las hay, por donde apenas se puede andar entre sus estrechas dimensiones y su alta concentración en tránsito humano (el callejón entre San Marcos y puente Rialto , dei Fabbri para más señas)

Aún es posible parar en un puente cualquiera, contemplar una escena doméstica cualquiera. en un canal o callejón cualquiera,..., pero que sólo allí es posible por lo peculiar del escenario. 
Esas tiendas perdidas, llenas de pequeñas cosas.

Nos faltó, como mínimo, la visita a la isla de Murano, y sus cristales de colores; lo dejamos para la próxima, y, si se pudiera, hacerlo en barca de alquiler, para disfrutar de la independencia que proporciona.  Por lo menos... habrá que intentarlo, no ??? :)

Palacio Contarini del Bovolo
La Plaza de San Marcos se empezó a inundar mientras esperábamos cola para entrar; nos tocó la hora de la marea alta, y casi nos mojamos los pies, mientras el agua brotaba de entre las baldosas del suelo, que no es que supere el escalón del borde del agua, nooo, que mana del suelo por todas partes, por lo que genera una sensación de hueco bajo tus pies...¿se hunde Venecia o se hunden las calles de Venecia? ¿será en este mismo momento? uffff !!!!

No era un viaje romántico de recien casados, por lo que nos abstuvimos del gasto de un paseo personalizado en góndola, pero si un par de vaporettos, que nos acercaron desde el puente de Santa Lucia, al que habíamos llegado andando, por el Gran Canal hasta San Marcos y desde allí hasta la Isla de Lido, y vuelta a San Marcos.

Ca d'or
Si hablamos de café... pues allí tiene su miga.  Si quieres pagar el lujo..., pues te lo tomas en la plaza de San Marcos... y paga lo que te pidan. Si te alejas un poco, baja el precio a la mitad, pero aún así te puede resultar caro (hablamos de aún de unos 4.- y pico) Si lo que realmente quieres es tomar un café...con o sin leche, pero que sea proporcionado... pues busca la cafetería/heladería donde atraque la policía, y allí podrás tomar a mitad de precio de la mitad del precio (todavía hablamos de 2,5 y hace unos cuantos años) pero a escasos 200 metros de la típica cafetería con mesas al borde del canal, donde sólo sirven café estilo italiano... que es un corto muy corto de aquí (un par de sorbitos)

Las vueltas al camping en el barco gaviota eran tristes, pues no te apetece salir de allí, y la visión romántica de la 1ª noche se va diluyendo con las luces de la ciudad. La última noche se hace muy larga y lenta saliendo por el canal della Giudecca. Snifff!!!!

De buena suerte, casi desde la tienda, teníamos vistas a la ciudad, y la mañana de nuestra vuelta a casa pudimos echar un último vistazo de promesa y autocompromiso de volver a vernos.

Venecia está muy cerca de la frontera este de Italia, por lo que el viaje de retorno es un palizón de conducir de cuidado.  Pasamos cerca de Milán, pero no conseguí reserva en el convento de turno para ver La Última Cena... y ni propuse parar (merece visita a parte)

Vas acumulando cansancio de coche, y tristeza por las despedidas acumuladas, y los 900 kms hasta Gerona ... son muchos minutos para la nostalgia.  Casi sin parar, sólo a lo más básico, llegamos ya de noche a Blanes, para una parada técnica de dos días de relax playero familiar.





Descanso del viajero!!!



Ya que estábamos allí, y la edad de las niñas era adecuada, visitamos el restaurante Dextroyer (por aquel entonces nuevo) de Areins de Mar. Y sólo decir que Ok. para los adolescentes

salut!!!

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