lunes, 21 de octubre de 2013

Egipto (El Nilo, El Cairo y Alejandría)


Egipto/2007




Nuestro viaje, organizado al 80%, empezó en Madrid rumbo a Aswam.  Allí tomábamos el barco dirección El Cairo, de sur a norte.   Algunos lo harán al revés: Cairo 1º y  barco, dirección Aswan, después.



Nuestro Florence!!!
El barco es muy parecido a los que se usaban en el Mississippi, planos por debajo y tres alturas por arriba, con piscina y bares en cubierta. Mucho adorno, recargados, buena navegabilidad, para el rio, y nula sensación de estar en un barco. Balanceo nulo, cabeceo nulo… Sólo al mirar el horizonte confirmas que estas en movimiento.









Las habitaciones son confortables y bien de tamaño, con ventana, todas, al exterior.  Nosotros estuvimos en planta baja, a la altura casi del agua, en el lado del rio (no a la orilla) Los camareros tienen buenas ocurrencias con las toallas, sábanas....!!



Como siempre, poco es decir que no hay que beber agua del grifo, ni para lavarse los dientes.  SÓLO AGUA EMBOTELLADA, por favor!!!



Allí es típico que sólo haya camareros  (las mujeres no trabajan) tanto en el barco como en el hotel de El Cairo y vas soltando propinas a to quisqui: camareros, guías, chofer, barqueros,…, por lo que no sabes el coste real hasta que vuelves a casa.


Llegamos tarde, por un retraso del avión en Madrid, por lo que la primera noche no dormimos, pasando directamente del autobús que nos traía del aeropuerto al autocar que nos llevaría a Abu Simbel.  Una pequeña cena y un ligero descanso entre ambos, eso fue todo.

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El viaje a Abu Simbel, por seguridad, se hace formando caravanas de autocares, minibuses y taxis varios.., que van escoltados por vehículos militares, por delante y por detrás, en todo el trayecto.  Aunque la vuelta se hace más a lo loco, ya de día, por la noche no se mueve de su posición ni el tato.
Teóricamente, si te alquilas un taxi por tu cuenta, te acoplas a la caravana y  pues que te ahorras un pastizal, pero al llegar tarde del vuelo, sin tiempo ni para deshacer maletas, … , como para ponerte a organizar el viajecito de manera extraoficial.  Tienes que acoplarte a la excursión del barco, y punto.



vista parcial de 2 de los 4 Ramses.
Nos coge el amanecer casi llegando a Abu, menos mal, pues rápidamente notarás el calor del desierto, sin esperar al mediodía.  El guía suelta la charla sobre la presa, el traslado de las montañas (hay 2 templos) que no dejan hacer fotos en el interior (salvo que sueltes manteca al vigilante)  que tienes un tiempo limitado, pues sale al autocar y te quedas allí, que hay 2 templos sí, pero que el principal es el de Ramses II, y el otro es pura anécdota, el de Nefertari.  Por ello será que la gente se acumula más en uno que en otro, además de tener más salas y mayor profundidad, tamaño exterior, etc..



Hay poco que añadir a los dos templos... que no puedas leer en mil libros más eruditos, mejores fotos y todo lo demás,..., pero la impresión que genera la contemplación, in situ, de lo  que he visto mil veces en los documentales de la 2 (yo si la veo) ... pues no está en mi pluma  poder explicarlo. 



Terminada la visita interior, intentando no acumularte con mucha gente (hay tiempo para dejar que pase la gran masa  y tú puedas hacer un repaso "tardío" más tranquilo y sosegado) me alejé de las montañas para buscar una sombra de un árbol, que alguno hay, a la vera de un gato (que tonto no era) y dedicarme a contemplar reposadamente las piedras. Repito, era una visión deseada desde niño, que no por haber visto muchos documentales pierde mérito.

Además, por si te faltaba algo, tienes a tus espaldas las vistas que proporcionan las aguas de la presa Nasser. Un pedazo lago que empieza allí donde nos esperaba el barco y, tras varias horas de autocar, no llegamos al final. No hay que olvidar que allí sí hay cocodrilos, completamente eliminados por debajo de la presa, y eso corta mucho a la hora de apetecer darte un baño refrescante, que ya hacía bastante calor, y  sólo eran las 09:00 de la mañana.

panorámica del lago y del templo.
Lo que es una pena es que, ese lago enorme en mitad del desierto, no tenga el suficiente uso y fruto, en cuanto al regadío y uso humano, ya que apenas vimos alguna explotación agrícola intensiva que justifique su explotación agrícola. ¿sólo sirve para producir energía y regular el caudal del rio?   Que no es poco, vale, pero los vecinos del este, con tantísima agua, hubieran sacado más jugo a la presa (por poner un ejemplo) Luego veremos fotos en las que se aprecia la estrecha franja vegetal que hay entre el río y el desierto, escoltándole en su camino hacia el mediterráeo.  Sólo en la parte del enorme delta se puede ver una gran extensión de tierra cultivada, un poco más al norte de El Cairo.  Aquí, tan al sur, la franja es limitada y los cultivos de uso doméstico,... y con toda el agua que hay almacenada  y a lo largo de 500 kms de tierra, inundada por el Lago Nasser.


Fresco de la coronación de Nefertari 

El templo de Ramses tiene en la fachada 4 colosos de piedra de 20 metros de altura, sonrientes y mirando al sol.  4 puntos cardinales y 4 misterios del templo.   Encima de ellos, 22 monos aplauden al sol naciente.  En los muros grabadas están las hazañas del faraón.  Conjunto “impresionante” y magnífico.




las dos montaños/templos






El segundo templo de Hathor, tiene 6 estátuas de sólo 10 metros; 4 de Ramses y 2 de Nefertari con el tocado de Hathor, diosa con cuernos de vaca, disco solar y 2 plumas de avestruz.

Allí, pasada la gran masa de gente, logré "robar" la foto de la coronación.






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el obelisco en la cantera
Obelisco inacabado.  Hemos vuelto a Aswan, de la excursión de Abu, repuesto de la impresión de haber contemplado en vivo un sueño arquitectónico, de los que has vivido desde la infancia y ahora lo estás compartiendo con tu familia.

Nos acogen con una reparadora comida, que recomiendo no sea copiosa, si hidratante, pues la tarde puede ser muy “pesadamente cálida”  Toca visita a la cantera, de la que salió una gran parte de la piedra usada en el viejo Egipto, a más de 50º centígrados, …., a la sombra.  

Nos aplastó sin avisar, por sorpresa, sin una botella de agua en la mano.  Menos mal que hay tiendas de recuerdos, con venta de bebidas refrescantes incluida.  
Recuerdo que me resultó un precio asequible, y nada exagerado, y más dadas las circunstancias. 
Luego refrendaremos que no es caro, para nada, el turismo en Egipto, aunque puede que abusen de los turistas, pero no se pasaron en ningún momento (mención aparte el museo Egipcio de El Cairo, pero esa es otra historia que luego contaré)

Del tamaño, el peso y otras cosas… pues las guías  te lo dirán mejor (42 metros de largo, que está tumbado, 1200 toneladas de peso, y hubiera sido el bloque más grande de Egipto)  No hay que dejar de verlo, pero con un paraguas o similar… pues mejor.  Ya sabéis algo que no puede fallar en la maleta: un paraguas pequeñito, de esos que se pliegan y no pesan casi nada, pero que aquí es muy práctico para evitar las insolaciones.

Como punto negro del día, no pudimos ver el museo Nubio, por el retraso del día anterior, salvo desde el exterior durante el paseo en Faluca.



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lo mejor del día: el paseo por el Nilo
Tras la visita a la cantera, nos tocó recuperar buenas sensaciones con el viaje fluvial.  Pasamos por delante del museo Nubio, por delante de la isla Elefantina (que fue fortaleza fronteriza del sur, y debe su nombre a los bloques de granito que emergen del río en forma de tranquila manada) por la isla de Kitchener (o isla de las plantas) el mausoleo del Aga Khan, que veremos en lo alto de un montículo allí a lo lejos …, 


Todo ello camino de un poblado nubio donde nos enseñaron crías de cocodrilo, nos hicieron unas pruebas de pintura con gena en las manos, bollería y bebida típica del lugar y ocasión de interactuar con la población indígena infantil.  Hasta ahora nos habían mantenido muy distantes de ellos (vas con prisas y enlatados) pero íbamos preparados para esto, con algunas chuches, bolígrafos,…, lo que nos permitió disponer de unos buenos cicerones.

Lo mejor fue, sin duda, la sensación térmica de salir de un horno y entrar en un microclima totalmente diferente, en cuestión de 2 segundos que tardas en separarte del cemento del muelle y entrar en la corriente de agua del Nilo.  El contraste entre el mortal calor seco de la cantera, con el fresco suave y húmedo de la barca… hace impresionantemente grato el embarcarte.  


dromedarios y dunas. Desierto puro.
Daban ganas de no volver a salir de allí.  Además, al terminar la visita al pueblo (supuestamente a la casa del alcalde) nos trasladan a una especie de mercadillo nubio, delante de una de las gigantescas dunas, que nos permitió una larga parada en la orilla para... darnos un baño en el Nilo.  


A no muchos metros de la presa, pero sin peligro de toparnos con cocodrilos, que sólo están por encima de la presa (hacia Abu) sin contaminación, que no hay población, etc… Muy de agradecer volver al barco sin sentirte sudado ni pegotoso.  

El paseo en faluca, nos permitió ver lo complicado de su navegación por esta zona, con no demasiado caudal y con algunos rápidos con cierto peligro para la barca… pero bien llevada por alguien que se conoce el río desde hace algo más que un rato!!!!

De vuelta al barco, nos enfrentamos a la primera noche completa que nos permitió coger la cama con mucho cansancio y sueño por el retraso en Barajas, el vuelo de cinco horas en avión, el no dormir/madrugón extra para ir a Abu,  el viaje en autocar y lo mal que se duerme en esos sillones, el calor de la cantera, el baño en el Nilo,…,  nos habíamos ganado el sueño.

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lateral del primer patio.
El capitán y la tripulación, que no entiende de nuestros sueños, inician la singladura hasta el templo de Kom ombo.  Llegamos casi al anochecer, que nos da tiempo a recibir la charla, por parte del guía de nuestro grupo, con las últimas luces del día, y nos da visita libre con las primeras de la noche.  De ahí que tengamos fotos con luz del sol, aunque ya muy bajo en el horizonte, y con luz eléctrica. Fotos de dos ambientes lumínicos diferentes en el mismo escenario.

Es sólo un templo de la etapa ptoloméica, el IV de ellos, sólo del siglo II  a.c.  Es simétrico sobre su eje central, dedicada la izquierda al dios Horus y la derecha a Sobek.   Famoso el relieve de los médicos, que te enseñará tu guía, sin duda, y sus cocodrilos momificados.  El templo es un reparto de poder, cara a lograr la armonía y estabilidad para gobernar en paz, de manera alegórica y artística. “El entendimiento siempre lleva a buen puerto”

Antes de volver al barco, fue visita obligada la rivera del puerto, salpicada de tiendas para comprar “disfraces” para la última noche en el barco, y la fiesta de turno. Hay que ir al uso del lugar.  Toca pañuelo para mí, que yo tenía un palestino de Túnez, y ellas sus túnicas que regatearon (o eso creen ellas) al comprar 3 de un tacada.   Yo creo que no se las han vuelto a poner,…, por lo que, en cualquier caso, les salió caro.

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nuestra calesa sin gobierno!!!
Vuelta al barco, vuelta a navegar toda la noche y amanecer en Edfu y menos mal, pues apunta a otro día caluroso.   Desembarco y, en el puerto, nos colocan en unas calesas  para el desplazamiento al templo, atravesando el pueblo sin parar en él.  No creo que sea mucho más de un par de kilómetros, pero no es plan moverse con tanta gente sin supercontrolar.  


Llegamos a una especie de estación central de autobuses, ahora sí, una leve caminata entre lo que se supone que era la ciudad de los curritos, anexa al templo, y la entrada a la explanada del templo en sí.

Pilono de Edfu.


También es templo ptoloméico, del 300 a.c., dedicado a Horus (hijo de Osiris) –el alcón- que permaneció enterrado durante siglos, hasta 1860.  La barca expuesta en el interior, es copia del original que fue enviada al Louvre.


A la vuelta, tocó parada para buscar una farmacia (no recuerdo qué necesitamos, pero sí sé que era leve) y, de nuevo, tocó reparto de bolis y chuches para pagar a los cicerones de turno que nos llevaron a la puerta del establecimiento.


horus se oculta



Esa tarde pudimos disfrutar del mejor atardecer del viaje, desde la cubierta del barco, en remojo piscinero, con las mejores luces del desierto, y de la fiesta de disfraces de marras.  








los colores del Nilo.




Estuvo sosiña, menos por una pareja de hermanos brasileños que nos mostraron sus dotes en un baile muy rítmico, cuyo nombre no recuerdo, y que sólo ellos sabían negociar en la pista y que no he vuelto a oir ni ver bailar.







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Al comenzar el siguiente día, ya llegamos a Luxor, y ha lugar una frenética y super medida jornada de visitas y traslados.  El primero  será un paseo extra en barco, para cruzar a la orilla opuesta del río, a un embarcadero donde nos recogerá un bus  hasta el primer destino: El valle de los Reyes.




las entradas de algunas tumbas en el valle de los Reyes.


Como se habían pasado de moda las pirámides artificiales, por caro, laborioso y poco eficaz, se impone el uso de una pirámide natural: el pico  El Qurn (el cuerno) para ocultar las nuevas tumbas de los nuevos faraones, ahora escarbando en la tierra. Con este método, muchas más han llegado hasta nuestros días, para que sean los modernos arqueólogos extranjeros los que llenen los museos occidentales (Turín, Paris, Londres, Berlín, Nueva York,…) de reliquias.




en la entrada de la tumba de Amenofis II



Se pueden visitar algunas, hay 62, pero no hay gran cosa dentro de ellas, salvo algunos relieves, pues está todo en museos.  La que más me gustó fue la de Amenofis II, al fondo de un barranco a mitad del valle a mano derecha, con una gran escalinata de madera, para llegar a su entrada, y otros tantos escalones para bajar a la cámara  y un sarcófago de piedra que no puede salir de ella.  El guarda nos ofreció una foto del interior por 5.- €, invitación que declinamos (con razón dicen que los españoles gastamos poco) pero en Madrid, y en Turín, hay uno semejante.









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Camino de vuelta… pues el templo de Hatshepsut –la sonrisa de la reina- posterior monasterio cristiano –Deir el Bahari- época en la que se mutilaron sus relieves paganos (cada cultura destroza a las anteriores por eliminación) Está construido en terrazas, impresionando verlo desde abajo (sensación de ser dominado) y las vistas que hay desde arriba (sensación de dominio) sin olvidar el telón de fondo, el Nilo, y una extensa zona de cultivo, que alejan el desierto al horizonte más lejano.







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Continuamos retorno al barco, sin visitar el valle de las reinas, pero paramos en una fábrica de materiales de alabastro (esas vasijas que parecen translúcidas) para hacer caja en casa de los amigos del guía, y en los Colosos de Memnon.  Son de la época de la guerra de Troya y, dice la leyenda, que uno lloraba por el otro. La diosa EOS por su hijo Memnon, muerto por Aquiles (qué cosas)  Dicen que el llanto era fruto del viento, que dejó de hacerlo cuando fue restaurado por un emperador romano.




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Retornamos a la otra orilla del río, donde nos esperan los templos de Luxor y Karnak.


En particular el 2º, los he visto tantas veces!!!!  en documentales de la 2 (insistir en que yo si la veo) que era como pasear por el jardín de mi casa.   

templo de luxor





Las estatuas coloso de Ramses, en Luxor,
















hacia Karnak







 la avenida de las esfinges, que unía a los dos templos 
























la sala hipóstila de karnak,…, son parte de mi memoria.   















No sabría decir cual de los 3 me produjo más tranquilidad comtemplativa.  





Dentro de lo que es ir en grupo, intenté tener mis “momentos” de paz y silencio exterior, para disfrutar con los sueños en vivo.  Sin duda, es uno de los viajes que he hecho más por el recuerdo, su visión en directo, que por el descubrimiento, y ha sido más el disfrute interior que el compartir las nueva vivencias con los demás.




Muchas visitas, sí, pero hubo un hueco para visitar una fábrica de perfumes, debidamente presentados en unos frasquitos muy monos de cristal.  Otro motivo para hacer caja.


Como tema a tener en cuenta, para turistas solitarios…en el parking de Karnak tuvimos una mala experiencia, con una menor que venía en el grupo, que se quedó rezagada y sufrió el acoso de unos chicos, que por allí pululaban a la caza de cualquier momento de distracción.  Ir en grupo y vigilando a las niñas, para no tener malos momentos.   Dentro de los templos… sin problemas.


Antes de despedirnos del barco, se rellena el sobre con la propina del camarero.  Antes de despedirnos del autobús, se rellena el sobre con la propina del guía que se quedaba en Luxor.

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hincha vencedor!!!
Tomamos el avión, en vuelo directo a El Cairo. Llegamos de noche y, coincidencias, esa noche había sido la final de la copa de futbol. Había ganado el equipo local, menos mal, y estaban celebrándolo cortando calles y plazas aledañas al estadio, por el centro de la ciudad.  Tardamos un poco más de lo normal en atravesar la ciudad, pues el aeropuerto está hacia el este y los hoteles hacia el oeste, cerca de las pirámides, y no hay carretera de circunvalación.



fabricando FEZ de felpa!!!


Como somos de aprovechar el tiempo, pues no desperdiciamos esa noche y organizamos rápido un convoy de taxis para empezar lo antes posible las visitas a las zonas de compras. El bazar de khan el Khalili era nuestro objetivo, y no lo dejamos para más tarde (y menos mal)







Los taxis se toman en la puerta del hotel, mejor allí por tu seguridad, y un policía (a modo de vigilante de seguridad privado del hotel) tomará nota de quien, a donde y por quien, a fin de que no se mueva nadie sin saber lo más posible de él.
Son baratos al máximo (los taxis) y viejos al hipermáximo. Vehículos de la época de relaciones comerciales con la URSS, forrados por dentro (el piso) de fibra de vidrio, para cubrir el óxido, la tapicería de fundas de pieles sintéticas y fotos, muchas fotos, de la familia por doquier.

Nos dejaron a la entrada del bazar, nos esperaron pacientemente hasta nuestra vuelta y retorno a la parada del hotel. Paseamos por sus calles, abierta hasta el amanecer, pero menos concurridas que en otras horas del día y, al final, acabamos en el almacén de los catalanes (creo que así se llama) y tomando un café en un bar dentro de un pequeño centro comercial, por las dudas en higiene (aquí todo tiene peor pinta que en Túnez, por ejemplo –lo digo por viaje reciente-)


revisión improvisada

El nuestro, de vuelta al hotel, empezó a sangrar por la batería, en mitad de uno de los puentes del Nilo, lleno de gente que a esa hora de la madrugada  salía a disfrutar del frescor del río. Entre ellos son muy solidarios y varios que iban desocupados pararon a socorrernos. Conseguimos arrancar y terminar la noche en el hotel, a buen recaudo.



Otro detalle interior era la palanca de las ventanillas, que estaban quitadas, y se la tenías que pedir al chofer (por seguridad, nos dijo)

Al día siguiente tomamos varios más para visitar durante todo el día la ciudad, y sólo nos costó 16.-€. Le dejamos propina, hasta 20.-, vivía por allí cerca y, todo él agradecido, nos llevó a su casa, a presentarnos a su mujer, aprovechando unas compras que hicimos en una calle comercial que había cerca del hotel.
Nos salimos del guión, al no usar el guía y el transporte oficial para nuestra visita turística por la ciudad. El taxista, haciendo de cicerone, nos llevó en sentido contrario a los guías oficiales, por lo que no encontramos ningún mogollón de gente bajándose de un autocar por todos los lugares a visitar.


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Iglesia Suspendida!!!
Empezamos por la Ciudad Copta (descendientes de los primeros cristianos) que está dentro de la ciudad de El Cairo, con controles policiales en la entrada (sólo para ellos, no para los europeos) con la sensación de ir a visitar unas iglesias al más puro estilo ortodoxo, por todas partes iconos de la virgen y de Cristo, o del papa copto de turno (que murió hace poco, por cierto!) librerías antiguas y, particularmente, la iglesia suspendida (el Moallaga) sobre ruinas romanas.  

Da la sensación de cambiar de país, pasando de las calles concurridas y bulliciosas de los egipcios a calles cuasi desiertas, tranquilas, limpias y recogidas de los cristianos coptos. No me extraña que sean, de tarde en tarde, perseguidos por los musulmanes, pues deben generar más de una envidia... y eso, ya sabemos, siempre es malo.



Esta ciudad Copta resulta curiosa, a la vez que un fuerte contraste, que hay que visitar como un remanso de paz y tranquilidad.


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Segundo plato, Ciudad de los Muertos, léase gigantesco cementerio habitado por falta de viviendas.  Uno de los taxistas vivía allí, pero no hicimos ningún intento de ver las casas-tumba, pero sí que visitamos el mausoleo de los mamelucos –Ibn Barquq-  y la del sultan Qait Bey. Curioso, pero con respeto, por favor!!!






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Tercer plato, Museo Egipcio. En el museo tuvimos una de cal y otra de arena. La de arena la tuvimos en la entrada, entre taquilla, tornos y un guía. La de cal, la buena, con la sala de Tutankamon, que vimos gratis y sin agobios.




A la entrada quisimos negociar, ilusos, con el taquillero para que nos diera 2 entradas de niño para mis hijas (ambas mayores de 14 años)…, y parecía que colaba, añadiendo una propina al colega. Pero claro, tenía un riesgo. Se nos acercó un guía en castellano, que nos ofreció sus servicios, que no aceptamos por tener nuestra guía propia (una de nosotros es profesora de arte en una universidad) y, muy molesto el bicho, le sopló al funcionario del torno la edad de las niñas.  Permitió que pasara una, pero la otra no. Tuve que volver a la taquilla, a cambiar la entrada y pagar el suplemento…., y no había cambio, y no me la quiso dar, y menos a costa de perder parte de su “propina” mal ganada, y tampoco había cambio en las taquillas de al lado…, y Carlos que empieza a mosquearse de tamaña tomadura de pelo, pues me dejaba sin una entrada (inviable) estaba llegando la hora del cierre (que afectaba a todo el grupo) y parecían muy compinchados el guía y el taquillero.  

la entrada de la discordia.
Se me escapó, ejem, un puñetazo contra el cristal de la taquilla, y una serie de improperios a tal volumen que no quiso acercarse ningún policía (o guardia) de la puerta, sólo avisaron al jefe de guardia (lo digo por los galones que parecía llevar) para que mediara.  Otra guía, que también hablaba castellano (lo siento pero no hablo mucho inglés… pero cero cuando estoy cabreado!!!! Además de S.O.B… no sé más tacos)


Logré mi entrada de adulto para mi hija (no se iba a quedar fuera por un par de capullos) y, después de mandar al carajo al taquillero, me fui a por el simpático del guía... que le faltó esto para irse a casa caliente (le salvaron las canas). Lo peor es que fue todo por menos de 1.-€ al cambio, pero la tomadura de pelo.... a Sierra Morena.
 Se me pasó rápido, por que no iba a permitir que tamaña panda me estropeara semejante  visita, y menos teniendo en cuenta el final... ver la Sala de Tutankamon!!!, solos, sin pagar la entrada extra ,..., pues también fue cerrar un sueño de antaño (de esos que surgen al ver los documentales de la 2ª) pues lo allí expuesto superaba cualquier foto, cualquier parecido con lo visto en el arqueológico de Madrid o el egipcio de Turín.

Esta sala, además, es bastante nueva, muy cuidada y de fácil recorrido, con muchas ilustraciones ( repito que, además, nos llevaba una profesora de arte)
El resto del museo, a la espera de que hayan podido inaugurar el nuevo edificio, está un poco en penuria, con estanterías y vitrinas de madera, candados, cristales de chichinabo y sucios, de limpiarse poco y mal, rayados,..., para mostrar sarcófagos, momias, vasijas, ..., de hace más de 3 ó 4 mil años.

Creo haber leído sobre unos islamistas, que han dado un buen palo a algunas de ellas (las vitrinas) por fácil y rápido, no me extraña que haya ocurrido; por ignorancia y rabia, tampoco.   Ya pasó en Afganistán (http://redhistoria.com/reconstruyen-estatuas-de-buda-en-afganistan/) y ahora parece que ha pasado aquí.  Luego, sus arqueólogos, se quejan amargamente por lo que hay en los museos occidentales.

Entramos a tiro hecho, buscando las piezas “claves” en cada sala, que lo diferenciaran de otros visitables en Europa. Llegamos a última hora de la mañana, cerca del cierre, y no era plan de perder el tiempo en objetos repetidos.

A la hora de comer, los taxistas nos llevan a un barco a la orilla del Nilo (muy cerca del Museo Egipcio) Nosotros comimos bien, y nada caro, e íbamos a invitar a comer a los taxistas… pero se nos adelantó el restaurante (los taxistas tienen la comida pagada si llevan a los turistas)


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Después de comer continuamos la visita por la Ciudadela de Saladino, donde nos cruzamos con el gran grupo (los que fueron con guía en autocar) y pudimos comprobar que no llevaban todo lo que nosotros habíamos ya “disfrutado”. No quisimos hacer sangre del asunto… que eran nuestros vecinos de viaje ( J )







interior de la mezquita de Alabastro
Dentro de la ciudadela… pequeños museos y mezquitas coquetos, pero no se puede salir de allí sin visitar la mezquita de Alabastro (Mohamed Ali) por lo magnífico de su cúpula, muy a la imagen de Constantinopla por la época otomana (turquía) de dominio en Egipto, formada por varias cúpulas laterales que soportan la cúpula central, creando una sensación de redondez (en el conjunto, se entiende) aunque están soportadas por una base cuadrada (el edificio)



Curiosa la gran seguridad que hay para poder entrar en la ciudadela, aunque para los occidentales parece bastante permisiva.


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Fuera de la ciudadela hay muchas mezquitas. Sólo visitamos unos cuantas, dos de ellas están una enfrente de la otra. Una, Al Rifai,  con la sepultura del último Sha de Persia (Reza Pahlevi)  la otra la del Sultan Hassan




En una sala anexa a la del sepulcro del Sha, por unos pocos euros, se puede conseguir una demostración de la acústica de primera que hay en ella, por parte de un policía de turno, cantando algún verso del Corán al más puro estilo “José Carreras”





Las mezquitas no se pueden visitar calzados, por lo que suele haber un chiringuito de alquiler de patucos en cada entrada. Resulta más práctico descalzarse o llevar unos calcetines para ese uso o un forro de plástico para las chanclas, por que aquí sí que se quiere abusar del turista.   








Para las mujeres, no olvidar que estamos en un país musulmán, también conviene llevar siempre un pañuelo que cubra cabeza, cuello,.., y, en alguna, te dejarán unos faldones para las piernas (en la mezquita de Alabastro, por ejemplo)



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Al día siguiente tocó visita guiada, con el grupo, por la meseta de Gizeh:  pirámides de keof, Kefren y Micerinos, esfinge, museo barca solar, heliópolis, paseo en camello (nos lo debían por falta de tiempo en el pueblo Nubio de Aswan)









Entramos hasta las tripas de la de Kefren: tunel abajo, agachados, tunel arriba, agachados, una gran sala sepulcral, .., no apto para claustrofóbicos ni de talla XXL





El paseo en camello no tiene más interés, ni problema, que cuando sube y baja el animal, que nos obliga a un escorzo bizantino para no ser derribados ni aplastar al compañero de montura. Si vais dos, el de atrás tendrá que sujetarse en la parte trasera de la silla... si no quiere estrujar al de delante con su peso.





Puerto, esfinge y pirámide


Al visitar el puerto y la Esfinge, no hay que olvidar la foto en perspectiva, con las pirámides al fondo, besando a la Esfinge. Si ya habéis estado y no lo habéis logrado... ya estamos tardando en volver a ir.



Detalle curioso: cuando al río lo dejaban crecer (antes de construir el lago Naser) las crecidas llegaban hasta los pies de la Esfinge, y allí había un puerto para la llegada de los barcos con las piedras para las pirámides.  Así entenderéis que, estando tan lejos del río, llegaran las piedras en barco (como hemos visto muchas veces en los documentales, esos que echaban en la 2) y, estando allí, te das cuenta de lo que crecía el río, pues está a tomar vientos... eso sí, muy plano y casi sin desnivel.






Panadería del restaurante, y que estaban buenos esos bollos.


El resto del día nos lo organizaron en una restaurante cercano a las pirámides y a una fábrica de papiros.


Os harán una demostración del tratamiento de los tallos del arbusto para convertirlo en papel egipcio y, de paso, hacer caja vendiéndotelos con certificado de autenticidad que, curiosamente, te da todo el mundo por El Cairo, creas o no que está confeccionado con papiro y a mano.



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El tercer día vino el gran fiasco. Cometimos el error de no montarnoslo por nuestra cuenta, visitando la ciudad de Menfis y el complejo de Saqqara, que es lo más recomendable, y nos apuntamos a ver Alejandría, que no merece la pena.

Dedicar media mañana en un viaje insulso en autocar, para llegar a una explanada donde ver las catacumbas de Kom-al Sufaga, otra explanada para la antigua biblioteca de Alejandría, de la que sólo queda una supuesta columna, la de Pompeyo,  y los sótanos donde hay unos huecos donde se guardaban los papiros. 

Un paseo por las playas para ver musulmanes en bañador y musulmanas en traje de  baño de época decimonónica (de cabeza a pies) ridículo y gracias a que es allí, que son más abiertos.

Pues eso, que no perdáis el día en Alejandría, pues será perdido total.
Para colmo, la anécdota del día, la protagonizaron el grupo de chicas, que entraron por la parte de las mujeres a una mezquita y fueron abroncadas por una islamista radical que ni allí las quería, por infieles. Como volvieron al autocar, jajajaja, mosqueo total para el viaje de vuelta.

Para más, la nueva biblioteca de Alejandría … tampoco merece mucho esfuerzo, como  un edificio moderno que vale… pero no es a lo que va  uno a la biblio ni a Egipto.

Para más, a la vuelta nos cascaron una multa, por exceso de velocidad.  Suelen  hacerlo, incluso, sin que sea cierto. Es un autocar lleno de extranjeros y pagan por los demás.

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Para más, a la vuelta al hotel nos comunican que el vuelo se adelanta, y ,ese día que teníamos para hacer compras,  queda en nada, pues a las 9 de la mañana salía el vuelo, en vez de por la tarde como estaba previsto en el prospecto del viaje. Cabreo general de la peña, bronca monumental con los responsables de la agencia que, como única excusa, nos dijeron que ese era el problema de elegir un viaje barato (cosa que ninguno entendió bien) que por ese motivo dependíamos de cuando nos adjudicaran el vuelo de la cía. Egipcia de turno, cosa que tampoco entendimos en unos viajes que todos conseguimos “baratos” por adelantar las reservas y planificarlo con tiempo.

Al llegar a Madrid realizamos la correspondiente reclamación , ante la empresa y ante consumo, y aquí sí que montamos el pollo (no hay riesgo de que te acusen de amotinamiento o de que te dejen en tierra sin vuelo de regreso) La reclamación obtuvo eco y conseguimos una indemnización de 1200.-€ (300 x 4 billetes) y , ahora sí, entendimos que sería un viaje barato.

El adelanto no previsto, nos impidió una visita larga y tranquila al Khan el Khalili (por eso menos mal que hicimos la visita sorpresa la noche que llegamos) según  se planeó entre todos en el vuelo de Luxor a El Cairo.  
Un grupo de españoles organizándose y… va un egipcio y nos rompe los planes (no hay derecho)

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Os acordáis de que no hay que tomar nada de agua no embotellada???  Ni para lavarse los dientes!!!
El mal sólo nos sobrevino a dos del grupo; en forma, incluso de pérdida de conocimiento  por la deshidratación que le sobrevino, a uno de ellos, y de nula densidad en las deposiciones, por parte del otro (yo)  Estábamos prevenidos y una visita a la farmacia nos permitió mantener el tipo el día de la visita al El Cairo, y en los días posteriores.   Una anécdota breve en el viaje, pero a tener siempre en cuenta para no caer mucho en ella.
Sé que no son buenas fechas, aparentemente, para ir. Pero creo que, controladamente, no es imposible hacer el viaje, con la que está cayendo.  Yo no descartaría algo que incluya alto Egipto, con ganas de visitar Abu Simbel de noche, y el mar Rojo, para hacer un crucero buceando.

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Otro problema, a tener en cuenta, es el gran diferencial de categorías en los hoteles. No quisimos pasarnos, por el grupo de gente que allí nos juntamos ahora me alegro más, pero, incluso, un 4* superior puede resultar "no alto". 
A los que cogieron un 5* tampoco les salvó del anticipo de retorno (los que nos habían acompañado en el barco) Les pilló el mismo descontrol, no hay tanta diferencia de precio pero el de 4* es peor que el de 2* en España. Lo que nos ayudó, además del grupo de acompañantes, fue la ubicación. El nuestro, con vistas a las pirámides desde el bar de la azotea, con un centro comercial cerca de nosotros, en plena avenida de las pirámides.  Más integrado en la vida de la ciudad, ya que, los de más lujo se sitúan más cerca de las pirámides, tanto que se meten debajo y pocos las ven y están más aislados, en una zona demasiado europea, por lo que se pierden la vida cotidiana de los locales.

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Al final las cosas son como a ti te han pasado.  No es normal tener mucha experiencia en estos viajes que te permitan de antemano elegir el barco fluvial por el Nilo, si es que lo pueden saber en la agencia antes de viajar, el guía/s, el taxista/los taxistas, saber todo del hotel al que  vas (situación sí, por referencia, pero ¿verás tú las pirámides?) su limpieza y sus posibilidades de comunicación con la ciudad, ni si te van a hacer la del 3'14  cambiando la hora de vuelta del avión.., lleves la categoría del hotel que lleves.


Sí que hay cosas que puedes programar:  la no excursión a Alejandría, la excursión sin guía por El Cairo, no dejar sin visitar Menphis, etc... Espero que te haya ayudado en algo.


Salut!!!
se tomó con permiso de la madre!!!





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