Triacastela.
Triacastela, Samos, Sarria, Portomarin….
Portomarin, pueblo reconstruido para hacer una presa al Miño |
Día que amenece con niebla, como amenazaba la noche anterior, cuando se veía venir un aumento de humedad en el ambiente que recomendaba entrar en la tienda y meterse en el saco de dormir!!!
Coche a Portomarín. Optimista, pero bien. Retornar hasta Sarria, por lo que me perdí las ruinas del monasterio de Samos, dando caña por la carretera, con las alforjas llenas y sufriendo una angina de pecho (la única del camino) que me obligó a bajar de la bici en una fuente a mitad de la cuesta hacia Cortes.
Cuando llegué a Sarria la niebla había levantado, y dejó un día magnifico para pedalear.
Ellas habían pasado la media mañana entre nieblas, vacas y ruinas, sin poder identificar lo uno de lo otro. El chubasquero no les sobró, y el desayuno de Sarria calentó el estómago y los ánimos.
La verdad que este fue un mal día, o quizá no, pues pudo ser peor,.., pero se quedó en el intento. 1º la angina de pecho (ansiedad y cuesta fuerte en solitario con prisas; yo sabía lo de la niebla y que lo podían pasar mal y no estar allí con ellas y…) 2º problema con los frenos de dos de las bicis, las de las niñas.
Aquí Cristina ya lleva mi bici. |
Saliendo de Sarria tuvimos un pequeño susto con los frenos, en una pendiente muy pronunciada.
Menos mal que no venía nadie y había sitio para parar al llegar abajo.
Luego, el camino, se hace por un sendero zigzagueando entre pastizales gallegos. Unos pequeños puentes de piedra, un abrevadero transformado en piscina para peregrinos, un bar en mitad de la nada para reponer fuerzas y líquidos, las sombras de los castaños, algún bosque de eucalipto, granjas aisladas y el olor a vacuno, jejejeje,…, muy típico, agradable, bucólico y ameno.
Al bajar hacia el río Miño, y el embalse de Balesar, la cuesta hizo que el problema de frenos se repitiera. Esta vez tuve que salir a por Bea y atravesarme con la bici en su camino, a riesgo de que se la pegara contra un muro de piedra. El choque no fue agradable, pero creo que la pared era más dura que mi pierna, jajajajajaja.
El pequeño toque dejó fuera de servicio la rueda delantera de su bici, y me tocó, con la pierna aún dolorida, caminar/trotar con la bici hasta Portomarín, acordándome del mecánico que las revisó antes de salir de Madrid. Todo un susto.Al llegar a Portomarin, mientras que ellas buscaban albergue y restaurante, me cargué las bicis en el coche y deshice camino hasta el taller localizado en Sarria. Cambio de rueda, de frenos y vuelta al grupo.
Aquella noche volvimos a sufrir las consecuencias del camino gallego: de un autocar se bajaban las señoras a ocupar un albergue del que nos habían echado por estar lleno. Vergonzoso.
Menos mal que la cena fue en buena compañía: el irlandés, el de Tarragona, Alfonso, y un gallego que hacía la ruta a pie al mismo ritmo que nosotros en bici. Con estos fuimos ya el resto del camino hasta Santiago.
En buena compañía... |
30 de junio de 2004
Melide
No fue un día normal. No queríamos llegar a Santiago demasiado pronto, por lo que preparamos una escala corta: Portomarín-Melide. Poco más de 40 kms, que no vino mal, pues a medio camino la lluvia endureció la jornada y era muy peligroso aventurarse por el Camino sin tener seguro el albergue (ya estamos en Galicia)
Fue el único albergue privado que usamos en todo el viaje, con habitación y baño propio, que, insisto, no vino mal por la lluvia que nos mojó de buena mañana.
La escusa de no arriesgarnos a tener que llegar a Arzua y no encontrar hospedaje nos vino que ni pintada, pues teníamos cita con nuestro compañero de viaje en el restaurante Ezequiel, y una buena ración de pulpo.
...como estaba el pulpo!!!
•“La Olla para cocer el pulpo: la olla clásica de cobre es la más adecuada y recomendable; se debe poner mucha agua, el pulpo debe quedar totalmente cubierto, incluso tras la lógica evaporación de agua durante el tiempo de cocción. Al agua se le añade una cebolla mediante, una hoja de laurel (el pulpo se sazona generalmente justo antes de servirse, y con sal gorda).”
Pues sabe de maravilla, por el cansancio, por la lluvia, por las manos de la señora, rojas de tanto cortar pulpos recién salido de la olla en hervor continuo, por…”el camino”.
Melide
No fue un día normal. No queríamos llegar a Santiago demasiado pronto, por lo que preparamos una escala corta: Portomarín-Melide. Poco más de 40 kms, que no vino mal, pues a medio camino la lluvia endureció la jornada y era muy peligroso aventurarse por el Camino sin tener seguro el albergue (ya estamos en Galicia)
Fue el único albergue privado que usamos en todo el viaje, con habitación y baño propio, que, insisto, no vino mal por la lluvia que nos mojó de buena mañana.
La escusa de no arriesgarnos a tener que llegar a Arzua y no encontrar hospedaje nos vino que ni pintada, pues teníamos cita con nuestro compañero de viaje en el restaurante Ezequiel, y una buena ración de pulpo.
...como estaba el pulpo!!!
No quedaron ni las migas!!! |
Pues sabe de maravilla, por el cansancio, por la lluvia, por las manos de la señora, rojas de tanto cortar pulpos recién salido de la olla en hervor continuo, por…”el camino”.
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