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Plano llave, comienza la aventura |
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Plano llave, final de ruta |
20 de junio de 2004.
De Madrid a Santiago pasando por Santo Domingo de
Está claro que, con el paso de los años, los padres debemos ir asumiendo que nuestros hijos vivirán, poco a poco, sus vacaciones de verano. Este viaje empezó, en mi cabeza, mucho antes de poder cumplirlo, esperando ese momento “dulce” para que se conjuntaran las razones, motivos y posibilidades de realizarlo.
Teniendo Bea, la menor de mis hijas, la edad de 15 años, deportista como era y con mucho pundonor y orgullo, esperaba que fuera el año de “forzar” el comienzo de algo que no olvidásemos ninguno de la familia.
La logística es importante, la preparación también. Yo antes planificaba muchísimos mis viajes, y este no iba a ser menos. Leyendo libros, mirando mapas, haciéndome, incluso, una base de datos con información de talleres, albergues, tiendas de alimentación, hospitales, …., pude tener, más o menos, una visión de lo que podría necesitar.
Una semana antes había realizado un chequeo a las bicis, de frenos, cambios, ruedas, etc…. (menos mal, que si no llego a hacerlo, jajajajaja, con la de cosas que luego ocurrieron )
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Portada de la Credencial |
En Santo Domingo nos conseguimos la Credencial; documento que te acredita como Peregrino, que tienes que ir sellando en cada parroquia, bar, albergue,..., que jalonan el camino, y que, al final del viaje, te da acceso al diploma de peregrino. El nuestro era así:
Nos llevamos un coche de apoyo, que conducía yo, adelantando por la mañana parte o todo el camino de ese día, y deshaciendo en bici todo o parte del mismo. Si 660 eran los kms. (66 de media al día previstos entre Santo Domingo de la Calzada y Santiago de Compostela, cuando rompí el cuentakilómetros, yo realizaba una media de 20 a 30 kms. más al día.
21 de junio de 2004.
Santo Domingo:
Albergue cómodo y confortable, limpio y agradable. Sitio para las bicis (en patio interior) habitaciones y cocina comunes en el ático, cocina bien equipada. Muy recomendable.
Llegamos la tarde del 20, recogiendo nuestra credencial y visitando el pueblo (basílica de Santo Domingo y sus gallos)
Comenzamos el 21 de madrugada, nuestra ruta en bici hacia el Santuario de San Juan de Ortega.
Los caminantes madrugan, a las 5 de la mañana están ya en marcha, lo que obliga a los demás, por lo menos, a empezar a tener en cuenta la idea de levantarse, y suelen ser respetuosos con el descanso ajeno (todo hay que decirlo) Ellos no desayunan hasta más comenzado el recorrido, pero nosotros sí lo hacíamos (por las niñas sobre todo)
Yo me levanté con los caminantes, me preparé mi coche y salí rumbo al final de la 1ª etapa, de 48 kms. por caminos, más o menos, paralelos a la N-120 (Logroño-Burgos) Dejé el coche en el santuario y volví, por carretera, hasta el cruce de Fresneda (al poco de salir de Belorado, aunque es cuesta arriba) con las alforjas en la bici, con comida, bebida y ropa de repuesto.
Allí me encontré con la primera piedra del camino: Cris había roto su cadena por segunda vez (en la primera les socorrieron otros ciclistas en el camino) Tomé su bici y, corriendo con ella de la mano, nos acercamos a Belorado, donde yo sabía que había taller para reponer la cadena. Un alto para reparar, 2º desayuno y continuar Camino.
Nos esperaban los montes de Oca, que sobrepasamos con bastante dignidad. Ahora por el camino, no por la carretera como yo por la mañana, bastante más peligrosa, por la subida y por el enorme tráfico de camiones que hay. La subida, por tramos, echando el pie a tierra, errando la ruta en un cruce mal señalizado y la bajada…. disfrutando de la bici y su velocidad de crucero por un camino bien trazado y pisado.
De buena tarde llegamos al santuario de San Juan; limpieza de bicis, revisión, ducha, misa y…. sopa de ajo calentita que ofrecía el párroco a los peregrinos (los que aguantáramos la misa previa, claro está)
S. Juan de Arce |
Si no hay otro sitio donde dormir..., pues vale!!!! pero si podemos evitarlo... pues mejor.
No tenía buenos colchones (por llamarlo de alguna manera) duchas de agua fría (vale que era junio) sala mal pintada (por pensar que alguna vez lo estuvo) pero, menos mal, llevábamos nuestros sacos de dormir y no nos hacía falta nada más.
Buen relato, memoria prodigiosa y habrá que repetir!!
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